En el último par de meses estuvimos diseñando el logo de Fragas do Mandeo. El autor es Carlos Silvar, vicepresidente del patronato, que sufrió los comentarios de los diversos colaboradores y fue aplicando con maestría las sugerencias que se le hicieron.
Buscábamos una imagen que uniera la idea del río y del bosque. Los primeros bocetos se basaron en imágenes de árboles y agua corriendo, pero, siendo un tema muy recurrido, los resultados eran próximos a los de otras entidades o empresas.
Tras más de veinte propuestas, en el diseño final se optó por dos símbolos de la vida en las riberas de los ríos: un caballito del diablo posado en una hoja de aliso. Este árbol es uno de los más frecuentes en nuestros ríos, componiendo la base de un hábitat prioritario. Actualmente está pasando malos tiempos por culpa de una enfermedad causada por un hongo.
Los caballitos del diablo, junto con las libélulas, forman la familia de los odonatos. Son insectos que en su fase larvaria viven en el agua, pasando desapercibidos. Cuando se metamorfosean en adultos se transforman en bonitos insectos voladores que frecuentan las orillas de los ríos y arroyos. Los caballitos del diablo se diferencian de las libélulas en que son más pequeños y ponen las alas en posición vertical cuando descansan; las segundas son más grandes y las colocan horizontalmente.
Para el texto se escogió una tipografía entre más de un millar de tipos de uso libre. De este modo, tanto el logo como el anagrama no tuvieron coste alguno para Fragas do Mandeo.
