Aunque ayer no celebramos el habitual rastrillo del domingo de Semana Santa, pues el pronóstico meteorológico era desfavorable, no por eso estuvimos parados los últimos nueve días.
Primero terminamos de secar tocones de eucaliptos en la parcela que tenemos en Os Vellos (Coirós). Luego hicimos en ella barreras para detener la potencial erosión en un par de puntos y, posteriormente, cuatro experimentados voluntarios estuvieron cortando un grupo de eucaliptos que aún quedaban en pié. Con parte de la madera elaboraron unos bancos para poder descansar cómodamente bajo la sombra de los robles en futuras jornadas de voluntariado ambiental y el resto será utilizada en las prácticas de los cursos de monitores de actividades de tiempo libre que organiza uno de nuestros colaboradores.
También pasamos por las playas de la Alameda y Grande de Miño, donde revisamos la presencia de especies exóticas invasoras. En la primera arrancamos 51 plumeros y 2 mióporos; en la segunda eliminamos media docena de plantas pequeñas de uña de gato y otras tantas de crocosmia, pero la mayoría del tiempo lo dedicamos a arrancar la vinca que reapareció en los tres focos en los que trabajamos el año pasado. Es importante repasar con frecuencia las zonas donde se ha actuado, para así cortar cuanto antes cualquier reaparición.
Por último, en la parcela que está en la ladera norte del monte de A Espenuca, bajo la capilla, un voluntario reforzó con 80 árboles autóctonos la plantación que hicimos el año pasado. Los 40 robles, 25 laureles, 13 saúcos, un arraclán y un espino blanco plantados son de ecotipos locales, pues provienen de una parcela de la comarca donde nacieron espontáneamente. Quedaron bien regados por la lluvia caída este fin de semana, por lo que esperamos que prendan bien, crezcan con fuerza y formen un bosque autóctono de arbolado diverso que dé cobijo a múltiples especies de flora y fauna.
Resumiendo, una semana muy fructífera.
