Menos jardinería en el río

7 septiembre 2017

 
En los últimos días hemos estado eliminando especies exóticas en el entorno del Centro de Interpretación de Chelo y del molino de maquila. Además de invasoras como el aligustre asiático (Ligustrum ovalifolium) o la hortensia (Hydrangea sp.), también retiramos cuatro especies exóticas con las que hace tiempo se ajardinó la orilla del río: el evónimo japonés (Euonymus japonicus), la madreselva china (Lonicera ligustrina ssp. yunnanensis), la celinda (Philadelphus coronarius) y el rosal trepador (Rosa sp.). Todas estas plantas exóticas, con independencia de su carácter invasor, están ocupando espacio en un hábitat calificado como prioritario por la Unión Europea (91E0 Bosques aluviales de Alnus glutinosa y Fraxinus excelsior) en el que tienen que dominar alisos, fresnos, helechos reales y otras especies autóctonas. Precisamente la importancia de este hábitat dio lugar a la declaración de espacio natural protegido para el río Mandeo.

Foto de los voluntariosNo fue fácil, debido a la pendiente del terreno, al substrato en el que imperaban las piedras y al gran tamaño de algunos ejemplares, cuyos restos ocuparon 5 m3. Pero con esta actuación finalizamos la eliminación de los últimos representantes que quedaban de estas especies exóticas en el tramo de 6 km de longitud que apadrinamos en el río Mandeo, comprendido entre el pozo de O Caneiro y el puente de Teixeiro.

También le dedicamos tiempo a repasar la presencia de la tradescantia (Tradescantia fluminensis), tanto en las zonas donde la erradicamos como donde actuaron los voluntarios del campo de trabajo internacional. Pero aún nos queda faena: el próximo domingo continuaremos con su eliminación en las ruinas del sanatorio de O Bocelo.

Como el río lleva muy poca agua a causa de la sequía, aprovechamos para recoger trozos de ladrillos, tejas, azulejos, vidrios y otras formas de escombro en el pequeño brazo de río del área recreativa. Aunque son elementos inertes, restan naturalidad a este espacio en el que la belleza también es un aspecto importante. Por eso nadie echará de menos el escombro con el que llenamos ocho capachos.

Dado que estamos en la época en que los avellanos fructifican, estuvimos recogiendo avellanas para sembrar cuando llegue el momento oportuno en las parcelas de monte que estamos reforestando.

Por último, hoy, para no olvidarnos del litoral, tres voluntarios volvieron a la playa de la Alameda con el objetivo de repasar las invasoras y recoger basura. Teniendo en cuenta que la última jornada en ella fue el 18 de junio, nos sorprendió que encontráramos pocos residuos. También fue gratificante comprobar la escasez de zamarraga (Conyza canadensis) y de matacavero (Aster squamatus) allí donde habían trabajado los voluntarios. Localizamos una reaparición de crocosmia (Crocosmia x crocosmiiflora) en uno de los aparcamientos y solamente encontramos cuatro pequeños plumeros (Cortaderia selloana). Aún así, finalizamos cargando con 6 sacos de restos vegetales, pero satisfechos recordando cómo era esta playa antes de que la apadrináramos, limpiáramos y elimináramos nueve especies exóticas invasoras.


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