Este otoño las fragas del río Mandeo contarán con un eucaliptal menos que rompa la armonía del paisaje.
En una de las parcelas que compramos la pasada primavera crecía una mancha de eucaliptos de 4.060 m2 de superficie. Destacaba entre la masa continua de bosque autóctono que aún se conserva en la ladera este del monte de Espenuca. Ahora, tras ser talados, la parcela presenta el aspecto desolador de cualquier monte deforestado.
Pero para nosotros este espacio no está vacío, pues rebosa con nuestras expectativas. Esta herida del paisaje cerrará en cuanto se regenere el bosque caducifolio. En pocos años, una mezcla de robles, castaños, abedules, avellanos y laureles restaurará el ecosistema y dará cobijo a muchas de las especies amenazadas de nuestra comarca.
Gracias a nuestros donantes, Fragas do Mandeo pudo comprar ésta y otras parcelas. En unos casos son robledales bien conservados en los que apenas hay que intervenir; en otros es preciso eliminar las especies foráneas y reforestar con especies autóctonas.
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