Campaña de custodia de los bosques del río Mandeo
Uno de los principales objetivos de Fragas do Mandeo, ante la amenaza que supone la cada vez mayor presencia del eucalipto, es conservar los bosques del valle del río Mandeo mediante custodia del territorio. Lo que buscamos es preservar la notable biodiversidad de la zona manteniendo hábitats adecuados para las numerosas especies amenazadas que habitan en ella. Por eso iniciamos esta campaña con el lema “Un castaño más, un eucalipto menos”.
El tramo inferior del río Mandeo discurre por un valle de laderas empinadas. En ellas encontró refugio un bosque caducifolio diverso gracias a que, en orografía tan abrupta, no compensa económicamente su explotación forestal.
En el ambiente templado del bosque se encuentran colonias de helechos amenazados como la Woodwardia radicans, el Trichomanes speciosum y el Hymenophyllum tunbrigense, entre otros. La inversión térmica que se produce en el valle, con zonas soleadas en las cumbres y frescas en el fondo, favoreció la supervivencia de una población de lagartija serrana (Iberolacerta monticola), oficialmente protegida porque normalmente vive en zonas de mayor altitud. Son solamente algunos ejemplos del largo listado de las especies nativas.
Respecto a sus riberas hay que destacar la presencia de un hábitat prioritario, el bosque aluvial de alisos y fresnos (codificado oficialmente como hábitat 91E0). Bajo este bosque y acompañando al río, el helecho real (Osmunda regalis) se muestra como una espectacular orla dorada en otoño. Las laderas del valle están cubiertas por un bosque caducifolio denominado técnicamente robledal galaico-portugués (hábitat 9230), pero también prosperan los matorrales, destacando los tojales y brezales de Erica arborea.
A pesar de los valores naturales de estos bosques, solamente la zona más próxima al río forma parte del espacio natural protegido ZEC Betanzos-Mandeo. Como dijimos, la principal amenaza es el proceso de eucaliptización, en el que árboles que crecen espontáneamente colonizan el bosque autóctono sin que se le ponga coto oficialmente.
Actualmente custodiamos montes en dos zonas del municipio de Coirós (en Espenuca 116.668 m2 y en Ois 53.254 m2) y seguimos buscando nuevos acuerdos con propietarios. De este modo garantizamos la conservación de los hábitats naturales e incluso podemos eliminar eucaliptales, lo que redunda también en la mejora del paisaje del valle.
Des-eucaliptizando en los bosques del Mandeo
Cuando llegamos a un acuerdo de custodia, sea por adquisición o por cesión gratuita del monte, lo primero que hacemos es eliminar los eucaliptos; luego gestionamos la finca para que se recupere el bosque autóctono. Actualmente ya los erradicamos en tres parcelas que suman 11.762 m2.
En otros casos la parcela ya presenta un hábitat que está en un buen estado de conservación. Por lo tanto, solamente hay que hacer una labor de vigilancia para impedir la aparición de especies exóticas que nacen espontáneamente (habitualmente eucaliptos y acacias).
Dependiendo de las características de las parcelas con eucaliptos, hemos optado por dos soluciones distintas. En una hicimos una plantación y en las otras dos elegimos un proceso de regeneración espontáneo. Robles, castaños, abedules, arraclanes y piruétanos están creciendo a buen ritmo en el lugar que ocupaban antes los eucaliptos.
Tras las cortas, en todos los montes tuvimos que gestionar el ramaje que dejaron los maderistas, además de poner tutores a los árboles autóctonos que sobrevivieron y quedaron tendidos.
El trabajo más duro ―y que nos llevó más tiempo― fue secar los tocones de los eucaliptos para evitar que rebroten. Lo hicimos empleando herramientas manuales para arrancarles la corteza y dañar severamente el cámbium (el tejido vegetal del que surgen los brotes, situado entre la corteza y la madera), de modo que los tocones terminen pudriendo. La herramienta más útil para este trabajo fue una pequeña hacha tipo Pulaski, que tiene una hoja de hacha por un lado y por el otro un azadón con corte: sirve tanto para quitar la corteza como para arrancar de raíz los tocones más pequeños. Con ello evitamos utilizar productos químicos y los tocones muertos serán disfrutados por insectos xilófagos.
Todas estas tareas para regenerar el bosque son realizados por voluntarios que altruistamente dedican tiempo libre a trabajar en favor de la naturaleza.
Reforestando con visión
En la parcela en la que optamos por la reforestación, decidimos crear una banda de arbolado denso en el lado de la finca que linda con una carretera. Cuando crezca, dará suficiente sombra para impedir la proliferación del matorral, de modo que se dificulte la transmisión y la intensidad de los fuegos que puedan proceder de la carretera. Y ningún árbol autóctono mejor que el castaño, pues es el de hojas más grandes.
Como plantamos para que los castaños lleguen a viejos y no pensamos cortarlos, rechazamos las variedades de producción de madera. Buscamos entre las variedades de obtención de fruta una que estuviese adaptada a nuestro clima. La fauna local agradecerá las castañas, y también algún que otro viandante. También decidimos micorrizarlos, pues inoculando hongos en sus raíces, logramos que los castaños crezcan mejor. Y con el tiempo, debajo de ellos nacerán setas comestibles.
Contamos con la generosa colaboración de dos empresas locales: Orballo Innovaciones Forestales, que proporcionó las plantas, y Fungicultura Muíños, que se encargó de la micorrización. Esperamos que nuestra plantación sirva de experiencia visible que haga meditar a los vecinos en otras alternativas forestales a la plantación de especies de crecimiento rápido para pasta de papel. Nuestros voluntarios se encargaron de plantarlos, regarlos y de ir eliminando los tojos que vuelven a salir en la parcela.
Pensando en la fauna
Acompañando los trabajos de reforestación, hay otras actuaciones para favorecer la presencia de la fauna.
Con parte del ramaje se hicieron montones que ahora sirven de refugio para pequeños vertebrados. La reparación de un muro de piedra seca —dejando aparte su valor etnográfico— también proporciona cobijo a distintos animales, entre ellos el lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi). Con el mismo objetivo amontonamos piedras para permitir que se escondan en otros puntos de la parcela.
Apúntate a des-eucaliptizar
Si quieres ayudarnos a que en los bosques del río Mandeo en lugar de eucaliptos haya más castaños, robles y otros árboles autóctonos, por favor, haznos una donación para que podamos comprar más parcelas o ponte en contacto con nosotros para colaborar como voluntario. Tienes todos los datos necesarios en la sección Contacto.