Toda una vida

16 febrero 2024

 
Fotografía de DonaHoy nos despedimos de Dona, nuestra querida mascota.

Nació al lado del río Mandeo la víspera de la constitución de Fragas do Mandeo, motivo por el que cada aniversario suyo nos recordaba el de nuestra entidad. Desde pequeña corrió alegre delante de nosotros cuando íbamos a localizar parcelas de monte para comprarlas, nos observó pacientemente mientras deseucaliptizábamos parcelas y animó con su presencia a los participantes en las jornadas de voluntariado. Incluso hizo de embajadora de la naturaleza, siendo la protagonista del álbum infantil que publicamos como parte de un exitoso proyecto de educación ambiental. A los nueve años una lesión la obligó a jubilarse, pero no dejó de dar cortos paseos por el monte. Gracias a su olfato, se informaba de la actividad nocturna de los animales silvestres, siendo testigo del retorno de sus parientes montaraces, tras localizar huellas de su presencia. Siendo característicos de su especie y de la nuestra la intensidad de los lazos familiares y la capacidad de establecer vínculos interespecíficos, era un puente entre nosotros y la fauna de los bosques, entre nuestro mundo visual y el universo olfativo en el que se desenvolvía, comunicándose con nosotros con un lenguaje no verbal que nos conectaba aún más con nuestras raíces evolutivas. Finalizado su periplo a menos de cinco meses de lo que sería su décimo cuarto aniversario, estimamos que ha tenido una vida larga y feliz, regalándonos una leal amistad.

Fotografía de DonaLa vida de un perro es corta en términos humanos, del mismo modo que la nuestra lo es respecto de los árboles que estamos plantando estos días. Algunos de ellos saldrán de la adolescencia dentro de un siglo, cuando ya no estaremos para verlos en su esplendor. Mientras otras entidades de custodia del territorio ya son centenarias, la nuestra está saliendo de la infancia. Sin más brújula que nos guíe que nuestra propia experiencia, nos vemos ahora en el reto de crecer vigorosamente, pues el agravamiento acelerado de la crisis ambiental y climática no admite dilaciones. En el actual contexto social de indiferencia respecto a la conservación de la naturaleza, evitar la melancolía, conservar el ánimo y mantener el ritmo de trabajo no es fácil. Más aún delante de la habitual insensibilidad de los organismos públicos que deberían velar por ella, manifestada en la degradación de nuestro patrimonio natural que frecuentemente causan, sea por acción o por omisión, o simplemente poniéndonos a menudo obstáculos cuando intentamos revertir la situación. Nuestra demostrada eficacia, basada en el conocimiento, en las actuaciones directas en el medio y en la eficiencia en el uso de los pucos recursos que tenemos, merecería un respeto y un apoyo por parte de la Administración que raramente observamos.

Fotografía del álbumLas conclusiones de las numerosas investigaciones realizadas por prestigiosos científicos a lo largo de las últimas décadas en todo el planeta no deja espacio para la duda. Sus pronósticos de agravamiento de la crisis ambiental y climática están a cumplirse sistemáticamente. Por lo tanto, no hay escusas para evitar el mirar de frente a la realidad y actuar en consecuencia.

Solamente podemos mantener la esperanza si hay un decidido apoyo de la ciudadanía a las entidades que nos preocupamos por la naturaleza. Como socios, voluntarios y donantes; o incluso simplemente difundiendo la relevancia de nuestro trabajo, para así convencer a más personas de la necesidad de tomarse en serio la situación. Si puedes hacer aún algo más para potenciar nuestra capacidad de actuación, no lo aplaces: el futuro no espera.

Mientras, nosotros seguimos plantando árboles para mantener la esperanza.


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